Hoy quiero hablarles de un tema importantísimo para la evolución del arte del crochet.
Lo primero que se aprende, es a tejer extensiones rectilíneas (agarraderas, bufandas, pañoletas, frazadas, etc.). Luego se pasa a dar formas de aumento y disminución, tanto en los laterales como en el comienzo y el fin del trabajo (faldas, sweaters, carteras, guantes, blusas, etc), o bien en círculos (en tantísimas aplicaciones). Pero lo que marca un nivel avanzadísimo de crochet, es la confección de piezas donde literalmente se gana terreno con la aguja y la lana sobre el espacio. Así sucede al hacer amigurumis, por ejemplo, y también, y muy especialmente, a la hora de reproducir con nuestro arte las magníficas formas naturales de las diversas especies de flores. La realización de este tipo de piezas exige tanto un riguroso control sobre las capacidades expresivas de los aumentos y las disminuciones, como la habilidad creciente para elegir los puntos básicos para cada aumento/disminución y asimismo el pasaje de un punto básico a otro para lograr no ya las solas líneas sino las superficies deseadas. Otro punto fundamental es el fraccionamiento y el orden en que vamos tejiendo las partes de la pieza completa (el plan de trabajo). ¿Suena complejo? Sí, y lo es. Pero, como siempre les digo, la clave para el absoluto dominio del crochet, está en la clarísima idea, la parte matemática del asunto, la parte teórica misma. Las manos sólo hacen lo que la mente ordena.
Aquí van algunos ejemplos:
Espero que les guste mucho.
CLAUDIA DANEU( Soldebuenosaires)
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