El trabajo conjunto de la imaginación, la mente con su obrar matemático-musical (haciendo armonía pura), las manos, el ganchillo y las lanas de colores… crea verdaderos milagros.
Entre esos milagros se cuenta el de lograr telas… ¡sí, telas! …como las industriales o las de telar; trazando líneas sesgadas de distintos colores, con diferentes módulos combinatorios de puntos básicos, nacen tweeds bellísimos y sumamente originales. Según los colores y los puntos base que se utilicen, saldrán con diverso estilo, adaptable a cualquier necesidad de la moda crochet. Eso sí, la ley del tweed es la siguiente: requiere la técnica del jacquard sí o sí (o sea, usar más de una hebra en todas y cada una de las hileras, lo cual implica tomarse la molestia de desenredar las hebras constantemente, contar muy cuidadosamente, y adecuar el trabajo a pasar hebras tanto por delante como por detrás). Pero… bien vale la pena el trabajo esmerado y cuidadoso!
¿Vemos algunos ejemplos?
(Soldebuenosaires) CLAUDIA DANEU
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